Era una de esas ciudades donde la tristeza,la soledad y la impotencia
ocupaba cada rincon, cada esquina, cada hueco, cada lugar.... Todo
estaba plagado por la enfermedad, allí vivía puramente y solo ella.
Nadie que ocupaba un lugar dentro de aquella desconsolada ciudad estaba o
pasaba por casualidad.
Todo era tan diverso, había muchos tipos de
visitantes: los que estaban de paso, los que simplemente acompañaban por
no dar paso a la soledad de otros,los que no sabían como habían
llegado, y los que hacía tiempo que deseaban haberla encontrado, los que
llegaban para no regresar jamas, y los que quedaban atrapados por
aquella avariciosa enfermedad, reina y gobernadora de la ciudad. Se
convertían en ciudadanos.
El llanto acudía a su pupila al atravesar
aquella horrible y odiosa puerta roja, era fuerte, pero justo al
atravesarla todo se derrumbaba, según iba subiendo un escalón, una
lagrima mas se acumulaba deseosa de salir sin retencion. Aguantaba, sólo
durante unos minutos, entraba a aquellas salas que plagaban la ciudad,
donde los habitantes miraban con caras frías, tristes, impotentes y
desconsoladas. Buscando miles de porques, miles de preguntas y miles de
respuestas. ¿Pero a quien formularselas?
Odiaba visitar esta ciudad,
había tanta soledad..., era la ciudad más triste del mundo, y había
tantas como esa.. Para ella, no era sino la ciudad mas odiosa del
mundo...